EL PUEBLO PROTESTÓ CONTRA LA CORRUPCIÓN DEL GOBIERNO RUSO

Marchas masivas empañan planes de reelección de Putin

El Kremlin daba por sentado que las elecciones de 2018 serían fáciles de ganar, pero ahora toma nota del profundo descontento que sienten los rusos

La esperada reelección del presidente Vladimir Putin el año próximo había empezado con aires de coronación. Pero la escala de las masivas protestas en contra de la corrupción que tuvieron lugar el domingo en todo Rusia reveló un profundo y sorprendente descontento con Putin en un momento en que el Kremlin diseña su camino hacia su sexto mandato en 2018.

Cumpliendo un pedido del líder de la oposición Alexei Navalny, decenas de miles de personas tomaron las calles en más de 80 ciudades en lo que fueron las mayores manifestaciones contra Putin en cinco años. Los policías arrestaron a más de 1.000 personas sólo en Moscú.

Se trata de un desafío que Putin ya enfrentó antes. Cuando volvió al Kremlin en 2012, tomó represalias contra un movimiento de protestas encabezado en parte por Navalny, movilizó votantes con un fuerte giro conservador y avivó el fervor nacionalista y anti occidente anexando Crimea. Las encuestas oficiales ubican su nivel de aprobación en más de 80%, el más alto en 17 años.

Pero las protestas del domingo reflejan un nivel de enojo popular que Putin y su círculo íntimo tendrán que tener en cuenta, aunque esté en duda la capacidad de Navalny y sus seguidores de mantener una oposición organizada.

"Las elecciones son en un año y el plan que tienen no es bueno", dijo Gleb Pavlovsky, ex asesor electoral del Kremlin. "Se suponía que era un referéndum grandilocuente, triunfalista sobre lo excepcional que es Putin. Tendrán que repensar todo esto ahora."

Ayer un tribunal de Moscú impuso a Navalny una multa de 20.000 rublos y estará detenido durante los próximos 15 días por desobedecer a un oficial de policía, lo mismo que le ocurrió cuando empezó la última ola de protestas en 2011. Pero las manifestaciones del domingo, las más multitudinarias desde entonces, son significativamente diferentes. Un punto a tener en cuenta es la relativa juventud de los manifestantes. Muchos tenían menos de 25 años, la mayoría demasiado jóvenes para haber participado de la anterior ola o en realidad para recordar un gobernante que no sea Putin, que es presidente o primer ministro desde 2000.

Los manifestantes también desafiaron a la policía y tomaron las calles en ciudades hace tiempo consideradas bastiones del apoyo al Kremlin. La marcha en San Petersburgo, la ciudad natal de Putin, fue más numerosa que la de Moscú según algunas estimaciones. Las protestas incluso llegaron a Makhachkala en Daguestán, provincia del Cáucaso Norte, que hace años que enfrenta una caldeada insurgencia yihadista y le dio a Putin un 92% de los votos en 2012.

"Nuestro pueblo salió de una especie de hibernación en la que estuvo sumergido durante muchos años", dijo Denis Cheryshev, un programador informático que marchó en Daguestán, donde la policía arrestó 156 personas.

Lo que impulsó las manifestaciones fue un reciente video de Navalny en el que acusa al primer ministro Dmitry Medvedev, quien en una oportunidad ocupó el cargo de presidente, de haber amasado un corrupto imperio inmobiliario multimillonario. Muchos salieron a las calles con patos de plástico haciendo referencia a la casa que Medvedev construyó para sus patos.

Navalny, de 40 años, está tratando de competir con Putin que formalmente declaró su candidatura en las elecciones del año próximo pese a que fue declarado culpable de un delito que le impide ocupar cargos público. Pese a un casi total apagón de los medios, el video tiene más de 12 millones de vistas en YouTube.

La capacidad de Navalny de llegar a los votantes directamente por medios online crea un nuevo dilema para el Kremlin, que controla casi todos los medios tradicionales pero no logra ejercer gran influencia sobre la generación más joven que tanto usa Internet. "La gente que mira TV no tienen nada en común con la gente que nació sin mirar TV", dijo Mikhail Vinogradov, científico político.

Si bien la UE y el departamento de Estado de EE.UU. pidieron a Rusia que libere a los manifestantes, la respuesta del Kremlin hasta ahora fue detener las represalias.

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